Amaia & Iker

Empezar me resulta sencillo, casi tanto como lo fue todo hasta el mes de marzo cuando llegó la pandemia. Llevábamos más de un año organizando la boda, con calma y sobre todo disfrutando de ir borrando cada día del calendario e ir así acercándonos a nuestra fecha, 22 de agosto de 2020.
Contábamos con que siempre surgen imprevistos y dificultades en la organización de una boda pero jamás hubiésemos imaginado todo lo que nos esperaba.

Cuando toda esta situación estalló seguíamos viéndonos con margen, “hasta agosto queda mucho” nos decíamos a nosotros mismos... pero la situación solo empeoraba.
Asumimos (y no fue nada fácil) que no iba a ser exactamente la boda que habíamos planeado, contábamos con que seguramente hubiese gente que pese a intentar hacerles sentir seguros no quisieran venir, y sin exagerar las cosas siguieron complicándose hasta dos días antes de la boda.

¿Cambios? Muchos.
La situación no hizo más que empeorar hasta dos días antes de la boda, después ya no había marcha atrás. Llegó el día, y ese día todo fue muchísimo más de lo que todos esperábamos que pudiese ser. Porque ni en el mejor de nuestros sueños y deseos hubiésemos podido imaginar una boda realmente tan emotiva. Todas lo son, pero creo que el haber vivido y estar viviendo una situación como la que nos ha tocado vivir nos está enseñado mucho sobre muchos aspectos de la vida.

Nos hemos acostumbrado a ver y vivir bodas increíbles con mil detalles dignos de película que hacen soñar con boda a cualquier persona, a veces pienso que debemos volver al origen y no olvidar la razón por la que deseamos celebrar una boda y lo que se celebra en ella.

No poder abrazar, besar, acercar…. Todos creímos que las bodas así serian verdaderamente frías y distantes. Después de haber vivido ese día me di cuenta de que la unión y cariño de los tuyos hacia ti en un día así se percibe por cada poro de la piel. Se siente en cada mirada, cada gesto, cada lágrima, risa o guiño.
En ningún momento nos sentimos fríos, solos o distantes. Sentimos a cada uno de los invitados con nosotros en todo momento, de inicio a final, desde preparativos hasta el mismo día de la boda pasando por los momentos difíciles.